
"Si la señorita me da su teléfono, podríamos conversar o chuparnos un feca y hablar en Argentino. Yo aquí le dejo el mio"
Armando iba a la guerra como quien va a la panadería, decidido, determinante. La vida ya no podía pegarle mas, así que sólo le quedaba ganar o la muerte. Y pensar en la muerte lo fascinaba por eso armado con o sin estrategias me invitó un café, un martes por la mañana. Madrid estaba frío y con sol, cualquier mujer va desprovista de armas si te invitan a desayunar, ahí no va la pintura de guerra, no hay sombras que disimulen ni acentúen nada. Arreglada en pleno día una es la que és.
Armando hablaba mucho, decía poco. Hablaba como recitando un drama mirando a la nada. Ese es el primer síntoma de un tipo quemado. Todo su diálogo tenía un lamento como música de fondo. Todo su atractivo se encontraba sepultado en los escombros de sus fracasos amorosos. Como ese café era de sólo compañía, tenía una sinceridad que no siempre se da entre un hombre y una mujer. En ese momento se encontraba aflijido por que la señora a la que el le alquilaba una habitación lo acosaba y el decía que se lo quería violar, y que no iba a poder evitarlo. Escuchar esto de un hombre de cuarenta años, hizo que me brotara de dentro una carcajada. Por primera vez me miro a los ojos con cara de perro confundido. Me dió vergüenza y quise excusarme diciéndole que escucharlo, era como escuchar una sucesión de tangos. Se asombró, ya nos comenzamos a entender por que me dijo: " yo hace meses que es lo único que escucho, no hay otra verdad como la del Tango". Y siguió hablando sobre lo mal que estaba el mundo, que la jirafa y el ornitorrinco le salieron mal a Dios, que tampoco entiende la lluvia "¿no pudo Dios haber inventado otro sistema de riego? y así seguía enumerando todas las cosas que lo enojaban del mundo, quizá por eso Armando nunca se reía, se había convertido al drama luego del engaño y mentiras de mujeres que lo machacaron. Por entonces quedó piropendole a la muerte y en pie de guerra. Y así sin mas me dijo " yo por ejemplo a vos te miro el culo", me zumbó la cabeza y empecé a escuchar un piiiiiiiiiiiiiii, no dijo eso, no pudo decirme eso lo miraba mover los labios, ya no escuchaba nada, ¿a ejemplo de que???? trate de recordar que dijo antes de eso, y no recordé nada. Armando siguió hablando, sin detenerse en lo que dijo. Eso es lo que él tiene, habla como ajeno a sus palabras, es inocente a lo que dice por que habla con seriedad, con la convicción de la verdad y de que así puede ayudar al otro. "Vos tenés que ser mas abierta, tenés que tener muchas relaciones sin compromiso, aves de transición que le dicen, para poder pasar este momento que vivís", ése momento que vivía era mi separación que hacía mas de un año que había pasado.Le pregunté si hablaba en serio. Y respaldó su teoría diciendo que cuando el se separó su psicóloga se lo había dicho."Eso lo dijo para acostarse con vos" me salió sin pensarlo, y me sorprendí mas cuando me contestó " Eso lo hizo para ayudarme a pasar mi transición, es para no repetir el paradigma de las parejas anteriores"...
Tan grande y tan ingenuo, Armando me descolocó, era un tipo de otros tiempos, era un metal precioso por pulir, debajo de aquella grisura que reflejaba su cara había un hombre por descubrir. Un día se me acercó mucho y me dijo" Hay tensión en el ambiente... vos me gustas, podríamos vivir algo intenso" no le respondí nada, el no sabía que ya la batalla la tenía ganada.